Hola buen día, hoy
recordando mis días negros, les comparto algunas conclusiones a las que eh
llegado espero les sean de interés quizá algo de lo que aquí comento:
Así que empiezo con esta
frase “No hay que temer a los días negros”. Debemos saber sacar lo mejor de
ellos y aprovecharlos, porque nos ayudan a reiniciarnos, y porque además son
los que nos indican que también habrá días claros.La gran mayoría, si no es que todos, tenemos esos días negros y oscuros en los que nada nos sale bien. Días en los que pesan las penas, nos hunde la tristeza y nuestros pensamientos se vuelven desordenados.
Puede parecer algo extraño pero, en realidad, no solo está bien tenerlos, sino que es hasta aceptable pasar por ellos.
La razón es muy simple: nos sirven de reinicio. Es como abrazar durante un momento a nuestros demonios (ó bueno para la gente más light y conservadora sus más profundos miedos), conocerlos cara a cara para, seguidamente, volver a levantarnos.
Algo muy importante, todos estos procesos deben ser exactos en el tiempo. Hay momentos en los que debemos entrar para luego salir. Porque los días negros no deben convertirse en semanas ni mucho menos meses negros.
Así que al malestar, al desánimo, al enfado, la frustración o la decepción se le vencen.
Las personas somos excelentes en defender nuestros espacios privados.
Algunas vestimos gruesas armaduras y, en ocasiones hasta habitamos detrás de máscaras de fingida alegría con las que nos mantenemos a flote la mayor parte la mayor parte del tiempo.
De algún modo, a todos nos han enseñado que los días negros no existen. Que de experimentarlos, es mejor esconderse, disimular y avanzar como si nada pasara.
Creo que hasta es común no tener tiempo para algo como esto. Luego nos decimos ¿Cómo voy a permitirme un paréntesis para entender que me pasa? ¡ Con todo lo que tengo que hacer! (mucho work y mas work)
Pensamos algo similar a esto, si me duele la cabeza me tomo una aspirina, si estoy agotado me siento… sin embargo, ¿Qué hacemos cuando nos atrapan las penas, el desánimo y la tristeza?
Nadie nos enseñó que hacer con estas emociones. Por eso, antes de hacerles frente, todos pasamos por una etapa en la que es más sencillo hacer como si nada ocurriera.
Más sin embargo, hay que tenerlo claro. Lo que duele se queda. Lo que se no se afronta deja huella. Más aún: lo que no se resuelve persiste hasta enfermarnos física y emocionalmente.
Por eso es muy importante llorar cuando lo necesitamos. porque nos libera, nos quita cargas, se dice que lo que un buen llanto no alivia no lo hace nada más.
Y si lo reprimimos, la tensión emocional se acumula y se somatiza. Es decir que ese malestar termina convirtiéndose en dolores de cabeza, cansancio, más malestar… etc
Por eso es muy importante detenernos cuando así lo necesitemos, detengámonos cuando tenemos uno de esos días negros, no significa necesariamente alejarnos de todo o de todos.
Los días negros necesitan, ante todo, que “hagamos alto total a nuestra vida” y tomemos conciencia.
Analicemos nuestro interior para ahondar en nuestras oscuridades. Saber que nos duele, que nos molesta, que nos preocupa, que nos bloquea.
Hagamos conciencia, desenredemos nuestro yo interno para sacar a la luz nuestras fragilidades y repararlas. Porque, en realidad, cuanto más gruesa es nuestra armadura, más frágil es el ser que habita en su interior.
Todos necesitamos abrazar a esos demonios para domarlos, para hacerlos pequeños y controlarlos y en su caso eliminarlos (esto sería lo óptimo, pero vamos por partes)
Tampoco hay que tener miedo a decir lo que sentimos o necesitamos. De hecho, algo tan sencillo como aprender a ser asertivos nos va a ayudar a conocer mucho mejor a la gente y sus reacciones.
Así que, no temas decir que necesitas unas horas para ti solo. Para pensar, para pasear, para estar con tus pensamientos y simplemente desahogarte.
Tampoco debe darte pena pedir ayuda. Los días negros pueden volverse gris claro, hasta azules, solo con compartir tus pensamientos al lado de una excelente persona y un buen café.
Los días negros son como tormentas que hay que dejar que descarguen su furia. Es necesario vivirlas para disfrutar después de ese viento refrescante, de esa atmósfera más pura donde toda la tensión ha quedado evaporada.
Así que creo que después de todo, los días negros no son tan negros y tienen un propósito en nuestra vida solo hay que saber escuchar para aprender bien la lección y disfrutar del día claro después de la tormenta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario